Hoy, en mi calidad de Director y en representación de todos y cada uno de los Voluntarios que conforman la Segunda Compañía, tengo el triste honor de despedir al Voluntario Insigne de Bomberos de Chile, Miembro Honorario del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa y Voluntario Honorario de la Segunda Compañía Sr. Raúl Guerrero Diteaux (Q.E.P.D), con premio por 65 años de servicio….
65 años de servicio hacia la comunidad….toda una vida entregada a este deber voluntariamente impuesto; hoy, de seguro faltarán palabras para describir a este hombre, a este bombero íntegro. Así pues, si es que por por razones ajenas a mi voluntad omito algún dato, les pido desde ya las disculpas respectivas….. no es fácil resumir una vida de entrega en unas cuantas líneas sin dejar involuntariamente importantes trozos de historia vivida y por lo demás no todos los días se tiene la oportunidad de homenajear, aunque sea en su último adiós, a hombres como Don Raul Guerrero.
Raul Guerrero, hombre de escalas, quien por más de seis décadas formó en esta casa, su segunda Compañía, fue sin duda testigo y protagonista del devenir de la Primera Compañía de Escalas de Ñuñoa, tanto en sus momentos de gloria como en los trágicos momentos que hicieron enlutar en tres oportunidades el estandarte Segundino.
Ingreso a nuestra Compañía el 13 de Octubre de 1953, cuando aún esta joven Segunda no cumplía sus 20 años de edad, destacándose desde un principio en el ámbito operativo de la institución, alcanzando rápidamente cargos de mando en nuestra Unidad.
Desempeñó diversos cargos, entre los cuales podemos destacar
· Teniente Tercero en los años 1954 y 1955
· Teniente Segundo en los años 1956 y 1957
· Teniente Primero en los años 1959, 1962, 1963, 1964,1965, 1974 y 1975
· Capitán en los años 1966, 1979, 1980 y 1981, este último año subrogando en más de una oportunidad en el cargo de Tercer Comandante de la Institución
· Consejero de Disciplina en los años 1967, 1968, 1974 y 1979
· Obtiene el primer premio de Asistencia los años 1956, 1980
Padre de tres hijos, cerrajero de profesión, desde su taller en más de alguna ocasión apoyó a su segundo hogar, su Cuartel, demostrando que la entrega por su institución iba más allá de la mera permanencia en esta.
Raúl Guerrero, hombre intachable de principios éticos y de servicio inquebrantables, fue parte de aquellos antiguos bomberos de cotona de cuero y toalla en cuello que fueron protagonistas de uno de los momentos más tristes de nuestra institución, el incendio de madreselvas que arrebató de este mundo terrenal a tres de nuestros Bomberos y dejó heridos de gravedad a varios otros, entre ellos al propio Raúl, el cual víctima de su arrojo y con el sublime deseo de rescatar de las fauces del fuego a su primo hermano y mártir Segundino Sr. Silvio Guerrero Mutinelli, sufrió graves quemaduras.
Parte de la historia de nuestro Cuerpo de Bomberos, siempre dispuesto al servicio operativo, Raúl fue ejemplo vivo de entrega desinteresada a su institución; prueba de esto es que con más de 25 años de servicio, en el año 1980, obtiene el primer premio de asistencia, demostrando a las nuevas generaciones de bomberos de aquella época que la antigüedad y la edad pasan a segundo lado cuando los deseos de servir son permanentes y verdaderos.
Hoy, los estandartes enlutados de la institución forman de gala frente al cuartel que tu ayudaste a construir y levantar, hoy, la paila que tantas veces te levanto para tripular raudo en ayuda del más necesitado llorará para despedir a uno de sus más valiosos hijos…. Su llanto recorrerá las calles ñuñoinas avisando que en este rincón de la comuna, un centenar de bomberos despiden con lagrimas en sus ojos a uno de sus más valientes hombres, a un bombero segundino.
Raúl Guerrero Diteaux, Bombero insigne, miembro honorario de la Institución, Voluntario Honorario de la Segunda Compañía, y por sobre todo, antiguo hombre de hachas y escalas…. Hoy nuestros mártires y fundadores abren las puertas del Cuartel Celestial para recibir a uno de los suyos…. El ulular del Minerva, del Tobalaba y del Mercedes se funden en la eternidad para dar la bienvenida a uno de sus antiguos caballeros del fuego; hoy Silvio, Jorge, Luis y Jorge de seguro sonríen al saber que llega uno de los suyos, de los que hombro con hombro y hacha en mano combatieron los incendios de antaño y que hoy, juntos, pasan a ser parte de la historia eterna e imperecedera del Bomberismo Ñuñoíno y de su segunda Compañía.
Don Raúl, las nuevas generaciones hoy nos comprometemos a cuidar y preservar tu legado, con el orgullo de haber tenido a un hombre como tú en nuestras filas y con la confianza que desde el cuartel celestial, vigilarás celosamente que esta Compañía, que tu Compañía, siga por la senda que tu, en conjunto con los antiguos, comenzaste a trazar.
RAUL GUERRERO DITEAUX, firme, descansa en paz
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