Hoy conmemoramos la partida de nuestro Mártir Jorge Dzazópulos Elgueta

imagesCuando la gente camina por calle Antonio Varas, muchas veces rauda y siempre absorta en sus pensamientos y vivencias, toma por común ver la estructura, hoy de tres pisos, que alberga a la ya octogenaria Segunda Compañía. Este edificio, de más de cincuenta años, junto con ser el resguardo para nuestros carros los cuales silentes esperan el llamado del deber, tiene entre otra de sus principales características una piedra, mármol eterno, que adorna la entrada de nuestro edificio, y que contiene, grabado en su base, la leyenda “y ellos cumplieron nuestro lema…..” seguido por el característico “La Vida por la Humanidad” y cuatro nombres que, colocados en la eternidad de la memoria de nuestra Segunda, representan el sublime sacrificio del cumplimiento máximo de nuestro Lema….

Así pues, Sylvio Guerrero Mutinelli, Jorge Batiste Aleu, Luis Bernardín Orellana, Jorge Dzazópuloz Elgueta, se encuentran grabados, con sangre y fuego, en la eterna memoria segundina y en el corazón de los caballeros del fuego ñuñoinos.

Hoy, 8 de Septiembre, y con el honor de ser parte del selecto grupo de Hombres y mujeres que forma parte de la gran familia segundina, tenemos la obligación pero, a su vez el orgullo, de recordar a uno de estos cuatro caballeros del fuego, el cual, un día como hoy pero del año 1973, llego hasta el holocausto máximo, al dar su vida en defensa de la comunidad en peligro, nos referimos al Bombero Martir Sr. Jorge Dzazópuloz Elgueta.

Joven estudiante, ingresa a la Segunda Compañía un 4 de Diciembre de 1972, siendo elegido por su entusiasmo y alto espíritu de cooperación como pro secretario de nuestra Unidad al poco tiempo de su ingreso. Fiel a la promesa del servicio, pasa integrar las filas de la Guardia Nocturna, primera línea de choque del servicio nocturno de nuestra Unidad. Así pues, y siendo parte de la dotación de ésta, y ya finalizando el día siete de septiembre, nuestro Portaescalas Mercedes Benz Metz es despachado a un llamado de comandancia, en la comuna de Macul; es en este momento, en donde el destino nuevamente se ensaña con los bomberos segundinos, Jorge comienza su camino a la inmortalidad, y abre la cuarta página del libro de los mártires ñuñoinos, libro que sólo contiene sangre segundina.

Mientras tripulaba el carro portaescalas, y en virtud de la llegada de un bombero más antiguo al cuartel, Jorge, quien hasta ese momento se encontraba a cargo de la pieza de material mayor y al intentar ceder este puesto, es aprisionado por una de las puertas del carro y el pilar de la sala de maquinas de nuestra Compañía; Es rápidamente atendido en primera instancia por sus propios compañeros de bomba y trasladado a la asistencia publica. No obstante a lo anterior, y a pesar de los esfuerzos médicos por revertir su situación, las graves lesiones provocadas por este accidente, le quitan la vida en las primeras horas del día 8 de Septiembre de 1973, dejando un vacio en nuestras filas y una cama en silencio en su Guardia Nocturna, rodeada por un grupo de hombres que lloran la perdida de uno de los suyos.

Jorge Dzazopuloz, joven bombero, con un prometedor futuro por delante y con un espíritu de servicio insuperable fue el ejemplo de la entrega máxima, de la entrega desinteresada que no piensa dos veces cuando el deber llama.

Hoy, la sala de maquinas de la Segunda Compañía y nuestra pieza de material mayor M2 llevan tu nombre y tu recuerdo e imagen es recordada y venerara por jóvenes generaciones, quienes a través de los más antiguos, aprenden día a día de tu ejemplo de servicio, de que las mezquindades y el ego se dejan fuera de nuestro cuartel y que en nuestra casa, tu casa, sólo hay espacio para el respeto mutuo y para el servicio desinteresado, el cual puede exigirnos, en los casos más extremos, la entrega máxima del bombero voluntario…dar la vida si fuese necesario…y como buenos segundinos, deberemos saber cumplir a nuestra promesa y a nuestro lema.

Jorge Dzazopuloz Elgueta, junto con Silvio Guerrero, Jorge Batiste y Luis Bernardin, hoy mas que nunca están presentes en la memoria de cada segundino.

 

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