La inteligencia y la sabiduría de los creadores y fundadores de la institución bomberil voluntaria chilena, fueron componentes decisivos para concebir una estructura organizacional y una matriz doctrinaria tan eficaz, que perdura por más de un siglo y medio.
En ello, por cierto, influyeron concepciones filosóficas, idearios societales, experiencias libertarias europeas y americanas, valores y principios éticos y preceptos progresistas que permitieron sentar bases de funcionamiento y organización que son necesarias, útiles y practicables hasta el Siglo XXI.
En pleno Siglo XIX, quienes se dieron a la tarea de fundar la Institución bomberil, establecieron una estructura básica y sólida que permitiera la autonomía pero a la vez la coordinación de las unidades bomberiles, con la existencia de Compañías agrupadas en un Cuerpo de Bomberos. Esto permitía que cada equipo atendiera ciertas zonas y se diera su funcionamiento propio, pero con una instancia superior que estableciera las normativas y doctrinas, el reglamento básico, y el mando en las operaciones bomberiles de emergencia.
Lo contrario habría significado la dispersión, el desorden, el caos, la falta de mando común.
Luego, se concibió el ordenar el funcionamiento y desarrollo de la Institución en dos grandes áreas: la administrativa y la ejecutiva. Eso permitía y permite un trabajo eficiente en dos ámbitos diferenciados y a la vez coordinados, sin estorbarse, funcionales al objetivo de gestión y servicio.
Fue tan visionaria la racionalidad y la percepción de los fundadores, que la estructuración de Compañías como parte integrantes de un Cuerpo, y el orden en ámbitos administrativos y operativos, son elementos presentes desde el Siglo XIX hasta el Siglo XXI.
En ello se incorporó experiencia estadounidense, así como características corporativas de sectores del comercio, las empresas y académicas.
Todo eso se llenó de un contenido doctrinario. A la organicidad y la estructura se la dotó de contenido valórico, conceptual, ético, normativo.
Es así que se estableció que la institución de bomberos debía desarrollarse y funcionar como una entidad colegiada, democrática, republicana, jerarquizada, disciplinada, dejando de lado cualquier intento autoritario, monárquico, antidemocrático e indisciplinado.
Entre los valores se consagró el voluntariado, que implica no recibir renta, pero sí un actuar profesional. Ello regido por un principio importante en cuanto a reconocer y aceptar el obedecer, respetar, servir y comprender que las normativas se acatan y no se vulneran. Así mismo, desde la fundación de la institución bomberil y en su desarrollo, se establecieron como valores éticos esenciales la prudencia, la valentía, la honestidad, la tradición, la tolerancia, la abnegación, el altruismo, la verdad, la lealtad.
No se puede dejar de señalar, sobre todo en cuanto a la sabiduría de quienes dieron curso a la entidad bomberil voluntaria, el concebir una institución donde sus miembros no podrían debatir ni agruparse o dividirse en función de consideraciones políticas, religiosas o filosóficas.
Todo ese cuerpo de conceptos, organicidad, estructura, valores, normativas, preceptos, es lo que permite la solidez y la vigencia de la institución. Por tanto, todo aquello que se pretenda para alterar o suprimir aquello, contribuye al debilitamiento y produce tergiversación de la Institución.
No es menor señalar que todo ello se construye, se desarrolla y se defiende en base a inteligencia, madurez intelectual, manejo objetivo de idearios. Es el manejo de bases filosóficas, del conocimiento de la lógica y la ética, del estudio de la axiología, de la asimilación de la normativa corporativa, la hermenéutica, y de la aplicación de los poderes clásicos.
Todo eso está en el basamento institucional bomberil. Quien no lo conozca y no lo estudie, quien no lo incorpore a la formación de bomberos/ras no comprenderá por qué y cómo funciona la institución, no entenderá el sentido y la razón de la tradición y los valores, no asimilará lo profundo del comportamiento a mantener siendo bombero/ra voluntario/ria.
Desde su nacimiento, los bomberos/ras del país no se concibieron como meros técnicos en emergencias, sino ante todo, como miembros íntegros de una institución donde se complementa la capacitación con la formación, la fortaleza profesional con la fortaleza de valores, la habilidad administrativa con la habilidad operativa.
Por eso los creadores y fundadores pusieron sabiduría e inteligencia en la construcción orgánica, normativa, ética, doctrinaria de la institución: para hacerla fuerte, vigente y proyectiva.
Agradecemos por la elaboración de este artículo al Voluntario de nuestra Compañía e Inspector de Planificación del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa Sr. Hugo Guzmán R.
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