La Segunda Compañía es Compañía Fundadora del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa. Fue fundada el 8 de diciembre de 1933 con la especialidad de Hacha, Escalas y Salvamento. Su lema, creado por el Voluntario Honorario, Manuel Oyanedel, es “La Vida por la Humanidad”.
Sus raíces están en las raíces de la Institución desde su creación. Desde aquel 27 de mayo de 1933, un día frío y de lluvia, en que nacía el CBÑ, y en cuyo seno se comenzó a fraguar la fundación de Compañías.
El primer Cuartel de la Segunda Compañía estuvo ubicado en calle Luis Beltrán 1919, el cual fue compartido con la Primera Compañía, especialidad de Agua. En 1944, se concretó la construcción del Cuartel de la Segunda en la avenida Antonia Varas 2778.
Al ser fundada y comenzar a operar, el ilustre vecino ñuñoino, don Pedro Torres, donó el vehículo “Minerva” que sería el primer Carro Portaescalas de la Compañía. Posteriormente vendrían otros Carros a incorporarse como Material Mayor. La entrada en servicio en 1941 del Carro Tobalaba, un portaescalas marca “Studebaker”, del Carro Químico en 1953, y la llegada de las escalas de aluminio con el Carro Portaescalas marca “Mercedes Benz” en 1958. A partir de la década del noventa, comienza una renovación e incorporación de moderno Material Mayor con los portaescalas Renualt-Camiva GP-60 y el Crimson Fire-Spartan Metrostar, y las Telescópicas Renault-Camiva ESPA 32 y Rosenbauer Viper 100. Han servidos varios Carros de Rescate marca Renault y el Carro Renualt Midlim 180 como reemplazo de Portaescalas.
En la fundación de la Compañía gravitó el trabajo de Manuel Torres Boonen, entonces secretario general del Cuerpo de Bomberos de Santiago, quien incidió en las condiciones administrativas y reglamentarias de la emergente unidad bomberil y por ello, en sus inicios, la Compañía llevó el nombre de ese Bombero, denominación que después se dejó. Junto a él, hubo incidencias determinantes en el desarrollo de la Segunda Compañía, como del alcalde de Ñuñoa, Juan Moya Morales y del ilustre vecino Fanor Velasco Velásquez.
En la década de los cincuenta y sesenta se empieza a concebir la idea y necesidad de dotar de tecnología de emergencia a esta Compañía y se adquieren las primeras herramientas modernas para su época, para el trabajo de escalas, ventilación, iluminación, salvamentos y rescates, principio de desarrollo que se mantuvo en las décadas siguientes. Se incorporan las escalas de aluminio, como un paso de modernización, las cuales en décadas siguientes serían adquiridas también por otros Cuerpos de Bomberos. Se recuerdan labores de avanzada como las de Enrique Guerra en el desarrollo técnico de la Compañía, de Osvaldo Sánchez en telecomunicaciones y Sergio Guzmán en la Caja de Socorro, que derivaría en el Departamento Médico del CBÑ.
Momentos de hondo impacto en la historia de la Segunda Compañía, sobre todo considerando su lema, “La Vida por la Humanidad”, fueron las fechas del martirologio de cuatro hombres que formaron en sus filas. El 14 de diciembre de 1962, en un Incendio de proporciones en una fábrica en calle Madreselvas, en esa época Comuna de Ñuñoa, actual Comuna de Macul, murieron víctimas de una explosión, Sylvio Guerrero Mutinelli y Jorge Batiste Aleu; y el 1 de abril de 1963, producto de las graves lesiones sufridas en ese siniestro, murió el tercer Mártir, Luis Bernardin Orellana. Una década después, el 8 de septiembre de 1973, falleció Jorge Dzazópulos Elgueta, después de quedar gravemente herido el día anterior, en un accidente en la Sala de Máquinas de su Compañía, cuando el CarroPortaescalas se dirigía a una alarma de fuego. Son los cuatro Mártires de la Segunda y del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa.
En la tradición de la Segunda está la Competencia Interna “Guardia Nocturna Luis Bernardin Orellana”, en homenaje al Mártir.
El 2 de agosto de 1969, se crea la Brigada Juvenil “Jorge Batiste Aleu”, bajo el lema de “Crecer y Servir”, que se convertiría en cuna y relevo de Bomberos segundinos, dando un espacio de crecimiento, conocimiento y promoción de valores a jóvenes dispuestos a entrar a las filas bomberiles.
En 1998, la Segunda Compañía marcó un hito de vanguardia dentro del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa, al ser la primera unidad bomberil ñuñoina en incorporar mujeres a sus filas.
En los años noventa se consagró la labor, que irradió más allá de sus puertas, del Boletín Informativo “Alerta”, una herramienta que daba respuesta a la información de actividades y conocimientos.
Con el paso inexorable del tiempo, la Segunda Compañía, a partir de su especialidad, fue encontrando respuestas a nuevo tipo de emergencia y necesidades de la comunidad. Es así que fue adoptando el trabajo y las especialidades de salvamento en altura, rescate vehicular, rescate en espacios confinados y trabajo en Incendios en edificios de altura. Bomberos y Bomberas de la Segunda pasaron a especializarse y formar parte, por ejemplo, del equipo GRIMP (trabajo de cuerdas), Grupo de Rescate Urbano, Grupo USAR, Procedimiento de Trabajo Operativo (PTO) y Fuerza de Tarea de Bomberos. En estos pasos de desarrollo, se creó la Escuela de Formación de la Segunda Compañía.