Con la asistencia de las más altas autoridades del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa, encabezadas por el Superintendente, Sr. Denis Cohn M. y el Comandante, Sr. Patricio Cumsille C., se conmemoró este lunes 8 de septiembre, en nuestro cuartel, el cuadragésimo primer aniversario del fallecimiento del Mártir Jorge Dzazópulos Elgueta. (QEPD).
La ceremonia, en la cual se dieron cita también el Vicesuperintendente, Sr. Helmut Kaminski M-S, Secretario General, Sr. Gabriel Moya V., Tesorero General, Sr. Mauricio López V., Segundo Comandante, Sr. Esteban Gascón O. y El cuarto Comandante, Sr. Francisco Perez B. se inició con los honores respectivos a las autoridades en el frontis de nuestro cuartel, por parte del Capitán Cristóbal Morales, dando paso a la tradicional colocación de ofrenda floral en la piedra que inmortaliza los nombre de los 4 mártires de la institución.
Posterior a este acto, los asistentes escucharon atentamente las palabras del diácono Fernando Salas, quien valoró y destacó la entrega desinteresada, tanto de Jorga Dzazópulos como de todos los Voluntarios que visten el uniforme bomberil en todo el país.
Finalizada la homilía, el Consejero de Disciplina Carlos Proust V. recordó los momentos vividos después de aquel fatídico 8 de septiembre de 1973 y destacó con elogiosas palabras la calidad humanad de Jorge. Recordó también la impronta realizada por el padre del Mártir, Don Nicolas Dzazopulos Balsamaki, quien una vez acontecidos los tristes hechos y aun acongojado por la pérdida de su hijo, decidió “ganar varios hijos” y sumarse a las filas de nuestra compañía para llenar el sitial que había dejado su primogénito.
Acto seguido, hizo uso de la palabra Carlos Ide, uno de los Voluntarios más recientemente ingresado a la Compañía, quien dedicó sentidas palabras para los mártires de nuestra compañía, las cuales reproducimos a continuación.
“Sres. Oficiales Generales, Sres. Oficiales de Compañía, Sres. Voluntarios, familiares y amigos:
Lo que uno menos espera al entrar a una institución, como lo es Bomberos de Chile, más a una Compañía como la Segunda, que ha escrito su historia con tinta y sangre, es la presencia de mártires dentro de ésta. Muchos nos sorprendimos al entrar y aún nos cuesta entender por qué hombres de honor como Silvio Guerrero Mutinelli, Jorge Batiste Aleu, Luis Bernardín Orellana y Jorge Dzazópulos Elgueta, tal como dice nuestro lema, hayan dado “La Vida por la Humanidad”.
Explicar el porqué de estar en una Compañía con mártires en su interior no es fácil de contar, pues no es lo mismo escuchar el relato que el sentir la pasión por la cual nosotros nos vemos identificados con ellos al momento de ir a un acto de servicio.
Con el tiempo, uno va formando una idea de la real importancia que es para la Segunda poseer el legado de cuatro hombres, cuatro mártires, que de no haber estado en el lugar y momento que habría de trancarles su futuro, ahora se encontrarían compartiendo junto a sus cofrades segundinos.
Si bien la muerte no es algo que uno espera al ingresar a las filas, no es de lo que estemos ajenos, pero aun así no debemos temerla, ya que nos llena de orgullo el saber que el morir por una causa, como lo representó hoy, un 8 de septiembre de 1973, el joven y gallardo Jorge Dzazópulos Elgueta, lo llenó de gloria; convirtiéndolo así en un símbolo del bombero modelo que la Segunda quiere entre sus voluntarios, hombres de valentía y coraje, dispuestos a dar lo último hasta el final.
De nosotros, las nuevas generaciones, depende que su memoria, que su muerte, que su legado, se mantenga intacto en nuestra Compañía. Les debemos respeto y mucho aprecio, porque la muerte de un mártir jamás desaparece en el olvido y cada uno de nosotros lleva una parte de ellos, cuando en el nombre de nuestros mártires nos subimos al carro en camino a un futuro incierto.
Muchas gracias.”
Finalmente, el Director Sr. Andrés Soto N. se dirigió a los presentes reseñando la importancia de las lecciones entregadas por nuestros mártires y cómo éstas se han traspasado de generación en generación de Segundinos, lo que ha formado y moldeado el espíritu de nuestra compañía a través de los años.
Agradecemos fotografías a Voluntaria María Fernanda Séyler
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